
Lo empecé pensando que resultaría algo pesado o aburrido de leer, lo termino con ganas, totalmente metida en la vida del Mochuelo en el pueblo y entendiendo el motivo por el que no quiere dejar un lugar en el que ha pasado los primeros años de su vida y en el que ha crecido, ha conocido los secretos de la vida, comprendido la muerte, sentido el amor... Para qué progresar piensa él, pero se quedan las ganas de conocer cómo le irá en su nueva vida, si echará de menos el pueblo, si estará contento. El Camino habla de la vida del Mochuelo, un joven de once años que a la mañana siguiente tendrá que abandonar el pueblo en el que ha vivido siempre para estudiar el bachillerato en la ciudad. En esta última noche, recuerda los momentos más importantes vividos en el pueblo, los distintos habitantes y sus historias, y sus relaciones con el resto de personajes. Me gusta su cotidianidad, las descripciones de los paisajes, las caracterizaciones de unos personajes que podríamos imaginar en cualquier pueblo de esa época, la inocencia del niño que está creciendo y que va poco a poco perdiendo. Le pongo un sobresaliente.
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